Me apasiona ayudar al prójimo

Fue Norman Vincent Peale el que me ayudó a tener claro cuál sería mi propósito personal y profesional. Él veía el Juicio Final como una conversación con nuestro Padre Dios, sentados en un sofá en el que Él nos preguntaría: ¿Dime cuántas personas han sido mejores después de pasar por tu vida?
Esta pregunta me descubrió, con nitidez absoluta, lo que venía buscando desde hacía un buen tiempo: quería dedicarme a ayudar a las personas a sacar lo mejor que llevamos dentro.
Desde entonces, allá por el año 1998, dedico mi vida al estudio y puesta en práctica de lo estudiado en el campo de la motivación humana, la mente humana y los principios de éxito y, ¡cómo no! a compartirlo con todo el que quiere mejorar y ser todavía más feliz. Y doy infinitas gracias a Dios por ello, pues desde entonces, no tengo la sensación de trabajar, sino de disfrutar constantemente.
El siglo XXI trajo consigo el inicio del 2 en la cifra del año, buen presagio para comprender que
- dejamos atrás la etapa del YO, para enfocarnos en el NOSOTROS.
- Dejamos atrás la época de la competitividad a toda costa, por la época de la colaboración con los demás.
- Dejamos atrás la época del "ande yo caliente y ríase la gente" para pasar a la época de "personas ayudando a personas a ayudarse a sí mismas".
Soy de los que veo el s XXI como una época de enormes oportunidades para todo el que realmente quiera sacar lo máximo de su potencial interior. Y por eso, dedico mi vida a ayudar a los demás a sacar lo mejor de sí mismos para beneficio propio y de la sociedad de la que formamos parte.
En unos tiempos en los que se habla tanto de liderazgo, no poder olvidar que el liderazgo empieza en uno mismo. Difícilmente podemos liderar a otros si no somos capaces de liderarnos a nosotros mismos.
Desde esta perspectiva, doy infinitas gracias a Dios por poder dedicar mi vida a algo que es mucho más que una actividad económica, es una PASIÓN y un PROPÓSITO VITAL.