¿En qué creo?

Creo firmemente que el ser humano es un auténtico milagro. Por eso me gusta tanto ser de ayuda.
Tú, amigo visitante, yo, y todos los hombres y mujeres que poblamos este maravilloso planeta al que llamamos Tierra, somos un auténtico y maravilloso milagro desde el mismo momento de la concepción.
No somos un recurso, como el capitalismo salvaje nos ha hecho creer, ni un instrumento del capital, como el comunismo ha planteado desde su inicio.
Somos infinitamente más que todo eso.
Creo firmemente que la respuesta que demos cada uno de nosotros a la imprescindible pregunta ¿quién soy yo?, determina de manera automática cómo vemos el mundo y cómo nos vemos a nosotros y a los demás en él. Y, de esta manera, cómo nos relacionamos con los demás.
Llevo haciendo esa pregunta en talleres de liderazgo y de desarrollo personal y profesional desde 1998. Me he encontrado con cientos de respuestas posibles y cada una de ellas, como después me reconocían sus autores, delimita nuestra forma de vivir y relacionarnos con el otro.
¿Quién soy yo? y, por tanto, ¿quién eres tú?
Sin pretender que mi respuesta sea la única posible, sí tengo muy clara la misma a estas preguntas, y de ahí, mi forma de vivir y relacionarme con los demás.
Yo soy un ser humano, único, digno e irrepetible, hijo de Dios, como tú, (y... tranquilo, que si tú no crees en Dios, Él sí cree en ti, no en vano, nos creó a ti y a mí). Por eso, yo también sé quién eres tú; al igual que yo, eres un ser humano único, digno e irrepetible, y de ahí mi total respeto y cariño hacia cualquier otra persona, independientemente de que piense como yo, o piense de manera distinta.
¿por qué el ser humano busca siempre la perfección?
Creo firmemente (y repito, cada uno es muy libre de creer de determinada manera), que estamos en constante búsqueda de la perfección porque venimos de ella.

Si somos capaces de cuidar con enorme mimo un determinado objeto porque alguien establece que tiene un gran valor, ¡cuánto más valor tenemos tú y yo que el "más valioso" de los objetos materiales existentes!
Por esta creencia me apasiona ser de ayuda a mi prójimo. Porque creemos esto, mi mujer y yo, no tuvimos ningún problema en ser padres de siete fabulosos hijos que amamos y agradecemos tantísimo cada día.
Creo firmemente que tú y yo hemos nacido para triunfar. ¿En qué? En el reto más apasionante de todos, en llegar a ser la mejor versión de nosotros mismos, y con ello, servir a la sociedad en la que nos ha tocado vivir, para que cuando partamos de este mundo, el mismo sea un poquito mejor que antes de llegar nosotros a él.
Podrás pensar, ¡qué iluso/ingenuo/infantil es este hombre! Y, ¿sabes qué?, entiendo la posible sonrisa de más de uno cuando lo comparto, pero también sé que es gracias a personas con inmensos sueños que este mundo es mejor cada día.
Al final, tú y yo, muy probablemente, no podamos cambiar el mundo al cien por cien a mejor, pero sí podemos hacer algo fabuloso desde ya, mejorar el mundo que nos rodea en los pocos o muchos kilómetros a la redonda donde nos movemos a diario, empezando por nuestro entorno más cercano.
Es fabuloso ocuparse de cuidar este mundo para las próximas generaciones, y, añado, todavía mejor, es ocuparse de qué hijos dejamos al mundo. Pues ellos serán los que vivan y mejoren, todavía más, el mundo que les dejemos. Si lo hacemos bien con ellos, lo haremos bien con el mundo. Y por eso disfruto tanto con la formación, las conferencias, los artículos, libros que escribo y toda la actividad que desarrollo día a día.

Tener la confianza de personas en empresas y profesiones muy distintas a las que ayudar en su crecimiento y mejora, es fuente de gratitud constante para mí, y confío, y así se lo pido a Dios, me siga dando mucha vida y salud para seguir haciendo bien a muchos durante mucho tiempo.
¡¡¡GRACIAS!!!